Sigo con esta excursión eterna y este taxista loco pero por fin cogemos un poco de autopista, y veo que pasamos por una zona de complejo nuclear atómico, así da más acojone y lo siento mucho amigo conductor, pero como vamos pillando confiansa, te tengo que preguntar si tú crees que están construyendo la bomba atómica, se ríe, le digo que confíe en mí, que como mucho se lo diría a los colegas de móstoles, se ríe de nuevo y me dice que… quién sabe, pero que él cree que sí, y ahí lo dejó, no quiso seguir hablando de nada más, se ven que están un poco acojonados con estos temas, es lo que hay... pero la zona mola, se ven tanques y todo militarizado, bueno, a ver, mola el paisaje, no lo de dentro, lo dejo, no sé explicarme

cogemos desvío para ir a abyaneh, un pueblo de esos que en España llamaríamos pueblos con encanto, ahí un poco perdido, pero me mola más la bandera que cualquier cosa, qué obsesión, no lo entiendo

el pueblo, monísimo

todas las casas así de adobe rojo

callejuelas enanas

casas como de barro

abuelillos tomando la fresca y cuidando el burro

todo muy… no sé, muy pueblo y todo bajo la montaña, muu chulo. A lo lejos hay un castillo así derruido y decido acercarme a verlo, que no tiene nada

pero a cambio, me llevé posiblemente la mejor vista del pueblo, un encanto de pueblo

y la que vuelvo, me explican y esto creo que era antiguamente o no sé si ahora también siguen con estas historias, pero lo pongo en duda porque no me acuerdo, y es que cada persona cuando iba a llamar a la puerta de una casa, tenía que hacerlo en función del sexo, si eras mujer tocabas una parte de la puerta y si eras hombre, la otra

bueno, fin a esta pequeá parada, muy chula pero debemos seguir, que queda un largo camino todavía después del palizón que ya llevo, pero madre mía, otras dos horas de coche que voy más pendiente de que no se le cierren ojos a este hombre que a mí, hablando de todo y de nada y por supuesto, la radio a tope con chunda iraní.