bueno, aquí comienzan unas mini vacaciones en Tenerife con los muchachos y ya se sabe, siempre a tope, se contagia hasta en los asientos de al lado

creo que vinimos a Teneife porque Antonio dijo que quería Tenerife, sin preguntar ni consultar, como es el líder… en edad, pues se hace lo que él dice y punto. Elegió un apartamento en la zona de los acantilados, en los gigantes, al lado de un lidl donde comprar cervezas y leche para el desayuno, algún bar tipo casa paco y ya tenemos la zona perfecta para nosotros,  la verdad que el sitio es chulo

paramos a comer camino de casa en una zona de mierda, literal, olía mal, muy mal, pero la comida estaba muu rica, como todo por aquí, y poco recuerdo del primer día, supongo que saldríamos a darlo todo por la noche pero esta vez fracasamos por culpa del covid, todo cerrado, todo! ni cenar, así que mucho menos ligar, si no es por una cosa, es por otra, pero siempre de fracaso en fracaso, que también digo, mucho mejor, porque imagínate que uno liga y se la lleva al apartamento, vaya movidas luego para dormir, uno sin cama y eso entre amigos no se hace.

Al día siguiente, nada mejor que hacer una ruta justo al lado de casa a las 14:00 a 57º, una de las subidas más duras de todo el archipiélago, no sé a quien se le ocurren estas ideas, pero como tampoco tenemos un lider que diga no, pues nada, a sufrir, que sí, muy bonito todo antes de empezar, pero es que hasta móstoles es bonito antes de morir, en fin, allá vamos

y 16 minutos después, mirando para atrás y deseando volver

y eso fue lo que hicimos, pero justo antes de llegar al pueblo de destino, Antonio se encontraba fatal y yo, por no dejarle solo, nos dimos la vuelta y bajamos, que nadie dice nada para las bajadas también son muy duras, mientras los muchachos seguían ascendiendo, nosotros bajamos a por el coche y recogerles como señoritos en el pueblo de arriba, así cualquiera, y luego nos dijeron que nada más irnos, a los 5 min, habían encotrado una máquina de vending en medio de la ruta, vamos, no hay quien se lo crea, una máquina con agua, nosotros no llevábabamos nada, en medio del desierto a 68º, así que según dijeron, ellos repusieron fuerzas mientras nosotros perdíamos las pocas que nos quedaban, al final, cada uno llegó a su destino y lo celebramos por todo lo alto.

ale, recuperados, pillamos coche y nos vamos a buscarles, y la casualidad quiso que encontrásemos un restaurante en Tamaimo en el que nos pusimos hasta el culo, literal, cabra con unas patatas que ni entraban en el plato, que manera de zampar, ni que decir tiene que de aquí directos a la cama.

después de la siesta, ya era casi de noche, unos chapuzones en la pisci del complejo este donde estamos, que la verdad mola, guay para pasar unos días sin hacer nada, porque eso es lo que hicimos por la noche, patear durante 20 kms por las cuestas infernales del pueblo este buscando un sitio para cenar, pero nada, todo cerrado, era como estar viviendo en una película postapocalípticas de esas, yo no puedo vivr sin cenar, así que pensando a quien me comía de estos… pero al final, volviendo, encontramos una pizzería, cerrando, pero nos hicieron el favor de hacernos un par de ellas y nos las llevamos a casa, menos mal, y luego salimos de fiesta y nos metimos en un complejo de estos típicos donde hay mil garitos, pero todo chapado y al final encontramos uno al lado de casa que era pequeñito, pero suficiente para tomarnos una sentados mientras veíamos pasar a las muchachas y poco más, después de la tercera, a la cama.

al día siguiente, mientras vito y carlos duermen, como les mola, Antonio me acompañó al aeropuerto a buscar a chechu, que se escapaba dos o tres días a darlo todo, éste sí que viene a darlo todo y unas tres horas después ya estábamos en la terraza de casa, segundo lugar donde pasamos más tiempo de las vacaciones después de la cama, charlando y tomándola.

y sin tiempo que perder, nos bajamos hasta el puerto, donde tienen 4 casitas molonas y una playa muy impresionante

pillamos una excursión de esas que vas con una barquita que se puede hundir en cualquier momento a ver delfines, insisto, si hay delfines, hay tiburones, pero nada, ellos querían ir así que, en marcha, mal no se les ve

el sitio flipante

y los amigos, como molan

después de miles de minutos en la barca esta, nos llevaron a una zona donde podíamos pegarnos unos chapuzones, por fin al agua, qué calor infernal, eso sí, no sin antes hacer un photocall de esos como en los festivales

el dandy

ehh…

y el culo

y todos menos yo porque alguien tiene que hacer la foto

pero sí, yo también me tiré de ese trampolín de unos 7 metros de alto y sonó como tenía que sonar, a planchazo total. En fin, muy rico el chapuzón pero se hace corto, no te dejan ni 10 minutos en el agua, puta estafa, lástima no tener tu barquito para bañarte por estas calitas lejos de los delfines.

de vuelta a tierra, lo primero es lo primero, cerveza, otra, otra, otra y ya vamos hablando de comer algo y una última foto para el recuerdo de guiris total

no recuerdo si volvimos a Tamaimo a comer cabra de nuevo o no, porque fuimos un par de veces, el caso es que por la tarde subimos a la azotea del complejo, que ni sabíamos, y tienen montada la de dios, con otra piscinita, un jacuzzi, mesas de ping pong donde barrí a todos, como siempre, y unas vistas espectaculares

y de vuelta a la terraza del apartamento a beber, digo a hablar sobre planes para hacer en la noche o días siguientes, la verdad que ahí caían las horas que daba gusto, la terraza era pequeña y daba a una calle particular, era una zona de locales, no había mucho guiri y donde se juntaba lo mejorcito del barrio, todo como muy de aluche, desde los malotes hasta mcgyver

salimos a cenar algo pero ya le dijimos a chechu que era imposible encontra algo abierto, así que fuimos derechos al bar que sabemos que está abierto y por lo menos picamos algo, tenían tres tonterías pero que necesarias para contrarrestar tanto alcohol, un sin parar.

esta noche si la recuerdo, porque todo esto lo escribo exactamente dos años después de ir, aparecieron dos tías, una diosa y la fea, y debatiendo como era la mejor táctica para ligarte a la diosa, que si entrando a la fea para hacerte su amiga y luego dar el zarpazo a la guapa, que si a la guapa directamente porque al final tienes el riesgo de comerte a la fea, total, que no recuerdo como fue, pero chechu se acercó y empezó a hablar con las dos, luego Antonio se lanzó y ya parecía estar hecho, cada uno tenía una, pero ayyy tontos de nosotros cuando llevamos una copa de más y tenemos a una tía a menos de dos metros, es que no es necesario ni que nos hablen, nos perdemos nosotros solos directamente y eso fue lo que le pasó a Antonio, llevaba 37 años sin fumar hasta que le ofrecieron un cigarro y su mente asoció en milisegundos, uhmm, fumo = follo, así que lo aceptó, a sabiendas de que era fácil que volviese a engancharse al tabaco, y todo por un sueño que no se cumpliría ni en otras tres vidas, pero es lo que tiene estar de fiesta, que te crees que sí, cuando es no, pero en eso momento nadie le puede romper la esperanza, era tan bonito verle feliz… hasta que pasó lo que tenía que pasar, que las dos tías se fueron y estos volvieron a nuestra mesa, lógico, pero que les quiten lo bailao y a Antonio su cigarrito, por noches así da gusto salir, otras 17 más hasta que nos echaron y a la cama, algunos dando tumbos.

bueno, pasada la resaca, es hora de conocer un poco la isla, y como no, decidimos ir al Teide, a 51º, pero menos mal que estaba cerrado el teleférico por viento, qué acojone, al igual que para ir en el coche, mil millones de curvas, sube baja en todo momento, conduce Antonio… y pasó lo que tenía que pasar, que me mareé en una de estas y tuvimos que parar, creo que hasta llegué a vomitar, si fuese así, llevaría 20 años sin hacerlo y si no vomité, pues nada, algo entre las copas de ayer o la conducción de Antonio me sentaría mal, pero bueno, al final llegamos, así que momento para las típicas fotos del lugar

Carlos llamando y diciendo que sí, que estoy en Tenerife, te lo juro, mira, te envío foto

y yo, haciendo foto a eso por algo pero no recuerdo

y qué hambre, esto da un hambre que me muero, y Antonio buscó un guachinche o como se diga para ir a comer comida de aquí y encontró uno en un sitio muy chulo también, con otras 300 curvas y subidas y bajadas, pero llegamos

no sé si será típico de aquí pero en la carta apenas venían tres cosas, queso, muy rico pero dan muy poco y t-bone steak, como su propio nombre indica, es un trozo de carne que viene con el hueso con forma de t donde te cobran 1000 euros por el hueso y 100 por la carne, pero bueno, tampoco puedo decir que muy rico porque seguramente vendría poco hecho, pero sí, comimos bien, como reyes hasta ahora en todos los sitios, nos hemos puesto hasta el culo. También recuerdo que cuando nos íbamos salían a la vez que nosotros un grupo de 5 golfas, había quien decía de entrarlas que seguro que caían fijo y yo, que prefería irme a dormir, al final, ni lo uno ni lo otro, coche y vuelta a la terraza y pisci

mis recuerdos me dicen que no me acuerdo de nada de esta noche, así que tampoco debió ser de las más gloriosas de nuestras vidas, imagino que unas 23 latas por cabeza y a la cama, por fin, que largos son los días.

hoy es el último día de chechu en la isla, así que antes de que se fuese, nos acercamos a la zona esa de los cristianos a pegarnos un chapuzón 

luego intentamos ir a comer a Tamaimo donde la cabra pero no recuerdo si estaba petado o se hacía tarde o qué sé yo, al final un último baño en la pisci y esto si lo recuerdo bien, vito y carlos a la cama, los más listos, son los que mejor en forma están y los que mejor viven y Antonio y yo, medio día de camino hasta el aeropuerto, parece que está cerca pero hora y media no te la quita nadie y otro tanto para volver

adios chechu, hasta la siguiente

y lo mismo, poco recuerdo de este día, por no decir nada de nada, supongo que cenaríamos algo y a la cama.

y no sé si al día siguiente fue nuestro último día o no, existe un caos en las fechas de las fotos y según tengo, este día fuimos a una playa cerca de casa con arena negra, me acuerdo que al lado había una tía muy buena y que la arena quemaba como si se acabase el mundo

y lo dicho, no me creo que después de esto fuésemos a Icod de los Vinos, otro pueblo pintoresco de esos que está pasado mil curvas y 300 subidas y bajadas, recuerdo que paramos a tomar el aperitivo, muy rico y luego a ver el árbol ese famosillo que hay por allí, me dirás…

y de aquí a Madrid, supongo, porque no tengo más fotos ni historias que recordar y mira que lo dimos todo, en fin, una escapadita con los muchachos que siempre sienta muy bien.